Mediante técnicas de neuroimagen, estudios longitudinales sobre población, e investigación molecular; los científicos han logrado descubrir algunos aspectos del funcionamiento del cerebro que podemos aplicar en la práctica para mantenernos sanos y asegurar un correcto rendimiento intelectual
1. La deficiencia de vitamina B12 puede originar problemas cognitivos
La vitamina B12 interviene en la formación de glóbulos rojos, así como en la síntesis de neurotransmisores y en el mantenimiento de la vaina de mielina de las células nerviosas.
Alimentos ricos en B12 son las vísceras como el hígado, riñones, y en general las carnes, huevos y lácteos; el atún,sardinas y almejas.
Según un estudio de la Academia Americana de Neurología, publicado en Neurology, la falta de esta sustancia en la dieta puede hacer que el cerebro pierda células cerebrales y desarrolle problemas cognitivos.
En la investigación participaron 121 personas mayores de 65 años con las que en un periodo de cuatro años y medio los científicos comprobaron que niveles altos de los marcadores de deficiencia de vitamina B12 estaban asociados a menores puntuaciones en los tests cognitivos y a un menor volumen cerebral total.
2. La restricción de calorías en la dieta mantiene el cerebro joven
Según los datos de un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), comer en exceso puede acelerar el envejecimiento cerebral mientras que comer poco activa la molécula CREB1 (CAMP responsive element binding protein 1) que mantiene el cerebro joven. Esto se debe a que esta molécula activa a unas proteínas llamadas sirtuinas, relacionadas con la longevidad.
Los científicos han concluido también que hay una relación entre las enfermedades metabólicas y el declive en las capacidades cognitivas.
3. Una correcta hidratación es esencial para el rendimiento cognitivo
La supervivencia del ser humano requiere mantener el equilibrio homeostático del cuerpo, para lo que es imprescindible proporcionar un nivel de hidratación adecuado también a la función cerebral.
La falta de consumo de agua suficiente puede llevar a un deterioro de las funciones cognitivas y neurológicas. Niños, adolescentes y ancianos son las poblaciones más vulnerables a sufrir los perjuicios de una hidratación deficitaria.
Los hallazgos alertan claramente sobre la importancia de cuidar el estado de hidratación del organismo incluso cuando no percibamos la alarma de sed, ya que de ello depende en buena parte nuestro rendimiento intelectual aunque debamos desarrollarlo en situaciones sedentarias y óptimas condiciones climáticas.
En un estudio reciente con niños de entre 7 y 9 años, se evaluó su rendimiento en tareas de atención y memoria: en un grupo se hallaban en situación de haber bebido a su voluntad. mientras que en otro grupo se les ofreció para beber lo que desearan de agua media hora antes, observándose en estos últimos una ejecución mejor en todas las tareas. Este resultado alerta de que los niños tienden a hidratarse de forma insuficiente, lo cual es algo a reflexionar dada la extensión horaria de la jornada escolar.
Las habilidades cognitivas más sensibles a afectarse ante situaciones de deshidratación leve o moderada son la coordinación viso-motora, la atención y la memoria a corto plazo y de trabajo. En todas ellas la hidratación deficitaria produce descensos de rendimiento,mayores según la magnitud de la deshidratación.
4. Dormir al menos 6 horas contribuye a la consolidación y exactitud de la memoria
La información que mejor se recuerda es la que se aprende poco antes de irse a dormir, especialmente si el descanso nocturno dura al menos seis horas. Jessica Payne dio a conocer recientemente en la revista PLoS ONE su trabajo de investigación de la Universidad de Notre Dame (Francia), donde concluye
“Si estudiamos antes de irnos a la cama aquello que es más importante memorizar, le estamos diciendo al cerebro qué debe consolidar mientras dormimos”
Además, mientras dormimos nuestro cerebro reorganiza la información de tal manera que selecciona lo más relevante y favorece la producción de nuevas ideas creativas, según un trabajo publicado en Current Directions in Psychological Science.
Finalmente, dormir bien no solo mejora la memoria sino que reduce el número de fallos que cometemos cuando recordamos lo aprendido. Es decir, tras un sueño reparador no solo memorizamos mejor sino que también tenemos menos dudas de cuál es la opción correcta al enfrentarnos a un examen o un test; de acuerdo con un estudio de la Universidad de Michigan (EE UU) publicado en Learning & Memory.
5. Las funciones cognitivas se pueden entrenar y los efectos beneficiosos perduran
El entrenamiento cognitivo ha demostrado mejorar las capacidades cognitivas en personas mayores con las funciones dañadas, pero los efectos de tal entrenamiento sobre las actividades de la vida diaria no habían sido demostrados hasta hace poco.
La revista Journal of the American Medical Association publicó en 2006 un estudio norteamericano que fue diseñado para ver la relación entre la duración del entrenamiento y los efectos del entrenamiento cognitivo sobre la funcionalidad cotidiana.
Los entrenamientos de recuerdo del razonamiento inductivo y la velocidad de
procesamiento produjeron una mejoría adicional sobre el rendimiento del razonamiento.En sus conclusiones, los autores afirman que:
«El entrenamiento del razonamiento resultó en menos declive funcional en las actividades instrumentales de la vida diaria. Comparado con el grupo control, el entrenamiento cognitivo resultó en una mejoría de las habilidades cognitivas específica para las habilidades entrenadas, que continuaba 5 años después de la iniciación de la intervención»
Muy interesante
¡Muchas gracias!