Neurolingüística, o cómo el lenguaje produce el pensamiento (y viceversa)

Las investigaciones en neurofisiología de los últimos años, han puesto de manifiesto, junto con numerosos aspectos comunes,las evidentes diferencias que separan al cerebro humano del de otros primates.Los expertos están de acuerdo en que el lenguaje es un elemento distintivo que nos hace especiales frente al resto de animales. Incluso puede decirse que la evolución de nuestra capacidad lingüística es responsable de otras diferencias funcionales y conductuales que nos distinguen.
Nuestro cerebro ha evolucionado en su tamaño y configuración a lo largo de unos 2,5 millones de años. El lenguaje es el producto tanto de la modificación biológica de un primitivo sistema simbólico que fue adquiriendo alta precisión, como de sucesivos cambios en los mecanismos de procesamiento lingüístico, fruto de presiones ambientales; y todo ello ha supuesto un elemento determinante de nuestra actual configuración cerebral. Las adaptaciones anatómicas y de comportamiento asociadas al lenguaje se ubican en diferentes partes del cerebro y del cuerpo. Sobre todo cuatro modificaciones evolutivas tienen que ver con la capacidad lingüística:
1) La expansión de la corteza prefrontal,crucial en los procesos de decodificación del lenguaje y pensamiento simbólico
2) Cambios en las redes del sistema motriz, que nos permiten ser capaces de articular el habla para utilizar combinaciones de sonidos no innatos, manipularlos, reestructurarlos y producir nuevas combinaciones rápidamente;
3) La implicación del cerebelo, de modo que el sistema motriz lleva a cabo un trabajo mental de automatización, y
4) La participación de la estructura profunda de nuestro cerebro, que vincula el lenguaje con las emociones.
Así pues, el lenguaje ha constituído un motor fundamental de la evolución del cerebro y ha dirigido la mayoría de sus grandes cambios. La necesidad comunicativa a través de un sistema simbólico cada vez
más complejo ha obligado a los cerebros humanos a mejorar y adaptarse a esa necesidad.

T. Deacon (1997) y otros autores han formulado la tesis de que el lenguaje y los cerebros humanos coevolucionan, se empujan los unos a los otros y con el tiempo se integran más y más.

Diversos estudios con primates han demostrado que el área frontal del cerebro que corresponde al lenguaje existe en todas las especies de monos y simios y tiene la misma organización celular y la misma relación con otras estructuras, aunque no tiene nada que ver con la comunicación vocal de los monos, ya que no la utilizan para producir sonidos. De ello se deduce que la arquitectura funcional de los cerebros se basa no tanto en el emplazamiento de los distintos elementos sino en las conexiones que se establecen entre ellos.
Los estudios sobre la encefalización de las distintas especies muestran que la forma en que nuestros cerebros se han hecho más grandes, distinta del proceso experimentado por otras especies, se trata de una modalidad única de cambio del tamaño del cerebro que ha ocasionado una alteración en el control de los sistemas motrices (entre ellos los que controlan la laringe). Pero, sin duda, las divergencias más importantes en nuestros cerebros proceden de nuestra capacidad para el aprendizaje simbólico, para la que es preciso un gran esfuerzo cognitivo. Así,

El primero de nuestros aprendizajes cognitivos de nivel superior es el lenguaje. Este delicado y complejo proceso debe desarrollarse completamente en los primeros meses de vida del niño para que pueda funcionar. Cualquier interferencia o ausencia en alguno los aspectos que forman el proceso, impedirá que los niños oigan, hablen y se comuniquen.

La Neurolingüística trata de buscar la correlación entre la función de la comunicación y el cerebro, y se vale, entre otras referencias, de los trastornos del lenguaje para descubrir pistas de estos correlatos.Más allá de la localización neuronal del lenguaje,abarca también los mecanismos periféricos ligados a la producción y recepción del mensaje y su integración en el proceso de la comunicación lingüística.D. Caplan (1987) afirma que

“La neurolingüística trata de cómo el cerebro representa y utiliza el lenguaje, cómo se desarrolla este proceso a lo largo de la vida humana, cómo se ve afectado por las enfermedades y en qué forma puede compararse con procesos análogos en especies no humanas”.

Los investigadores en este campo han enfocado sus estudios sobre los procesos neurolingüísticos que dan lugar al pensamiento y a la comunicación, desde varias perspectivas, entre ellas:

  • Modelo Neuropsicolingüístico (MNPL) de Chevrie –Muller
    Este modelo describe el lenguaje en términos de procesamiento de la información, es decir, entradas, salidas y procesos cerebrales intermedios. Está organizado en dos vertientes: el plano de los procesos, y el de las estructuras neurales que los sustentan. Así, se distinguen los siguientes niveles:

– Nivel  primario  o  sensoriomotor,  desde  la  periferia (los sentidos)  hasta  las áreas de procesamiento cortical. En este nivel se produciría la audición, la escucha
– Nivel  secundario  o  de  asociación  unimodal  (hemisferio izquierdo): organización gnósica y práxica.  En este nivel se reconocerían los sonidos y se asociarían con los fonemas
– Nivel  terciario  o  de  asociación  plurimodal prefrontal  y  temporoparietal  (hemisferio  izquierdo  y  derecho): Procesos psicolingüísticos que intervienen en la comprensión y expresión: fonología, léxico, morfosintaxis, semántica y pragmática. Este nivel  terciario el  más  complejo  de comprender,  ya que los  procesos  de  que  consta  este  nivel  se caracterizan  por  una permanente  y  extensa interacción.  Las  oraciones  que  componen  el discurso  son  analizadas  fonológicamente primero, y sintácticamente  después,  y  se  van  rellenando  de  significado  las unidades léxicas contenidas en ellas.  El  producto  de  este  análisis  es  convertido en proposiciones o ideas, y ya no está regido por reglas fonológicas o sintácticas. Además, no suelen corresponderse con las oraciones del texto.
Las proposiciones resultantes de las oraciones son organizadas en una estructura (microestructura), que es producto de la información extraída directamente del texto.
A partir de la microestructura se realizan inferencias, activando conocimientos almacenados que tiene sobre el mundo y la situación.

  • Modelo cognitivista: el lenguaje como vehículo del pensamiento

 El lingüista Georges Mounin habla de la dificultad de separar el pensamiento y el lenguaje. El lenguaje contiene y expresa el pensamiento. El pensamiento necesita del lenguaje porque toda estructura cognoscitiva es una situación simbólica que puede ser manifestada por signos (Peirce). El conjunto de las palabras o significaciones constituye, entre las personas que las hablan y las comprenden, un mundo común. Según este modelo, hablar sería la actividad racional por excelencia porque dominar un lenguaje supone saber lo que ese lenguaje dice, su sentido. No sólo conocemos las palabras de una lengua sino la realidad acerca de la cual esas palabras se refieren. Ya en la expresión de una palabra se halla implícito un conocimiento intelectual o conceptual.

En una conversación observamos que cada hablante se encuentra en un “entorno cognitivo” compuesto de informaciones y suposiciones que son “manifiestos” para él, y para poder comprender el significado de algunas palabras u oraciones debe escoger hechos y suposiciones de ese entorno para procesarlo como información. Este modelo maneja también la noción de inferencia, en este caso la “inferencia pragmática”: cuando concluimos algo sobre la base no de lo que se dice sino sobre lo que está contenido implícitamente en los elementos léxicos, o en la estructura sintáctica del enunciado o en principios extralinguisticos que se han denominado la “información contextual del conocimiento compartido”. La presuposición es un tipo de inferencia, como, por ejemplo, cuando proferimos “Alicia dejó de fumar” estamos presuponiendo que “Alicia fumaba antes”.

Por su parte, Antoine de la Garanderie ha estudiado desde la Pedagogía qué condiciones debe mantener la mente para que se lleven a cabo con éxito estos procesos mentales.Entre el momento en que un alumno percibe el lenguaje y responde, se da un proceso en la mente que el autor denomina “evocación”.La evocación es una modalidad de representación mental que permite tratar la información recibida utilizando un “lenguaje interior”.

“Cuando evocamos para comunicarnos con nosotros mismos, elaboramos formas mentales que constituyen un sistema de significación interna comparable al que utilizamos para comunicarnos con los demás”.

Dicho de otra manera, utilizamos un lenguaje interior que cumple con las funciones de todos los lenguajes. “Nos sirve para relacionar simbólicamente lo real y lo imaginario, para transmitir informaciones, para hacer el mundo inteligible”.
Según este modelo de procesamiento mental del lenguaje, en algunas personas esta lengua es auditiva: escuchan pronunciar en su interior grabaciones sonoras (palabra, música, ritmos…); otras personas tienen en su interior una lengua visual: escriben, dibujan,pintan… Así, los educadores deberían ser conscientes del tipo de lenguaje interior que utilizan sus alumnos, porque el mensaje sería representado mentalmente según el tipo de lenguajepredominante. Tendrían que indagar en qué marco mental se despliegan las evocaciones.
La lengua auditiva se desarrolla en un marco cronológico mientras que la lengua visual se despliega en un marco espacial.

La tesis sustentada por la PNL es que tanto el sistema fisiológico (vista, audición, tacto, postura corporal) como el aparato mental (percepciones, creencias, emociones…) interaccionan mutuamente y funcionan como un sistema único. Todo comportamiento es así el resultado de dichos procesos neurofisiológicos. Las personas utilizan el lenguaje para explicarse a sí mismas y a los demás las experiencias que viven. Para la PNL cómo somos y cómo pensamos se expresa mediante ciertos patrones de lenguaje.

Cuando se habla de las aportaciones de la PNL en el campo de la educación y aprendizaje se hace en referencia no tanto a un campo teórico como a un conjunto de estrategias prácticas que pueden ser útiles en determinados contextos educativos. De hecho, la PNL trabaja con paradigmas de otros modelos, como los sistemas representativos (visual, auditivo, kinestésico) a los que hemos hecho referencia en el caso del modelo pedagógico de A. de la Garanderie; y el cognitivista de las creencias (A. Ellis).

La PNL ofrece a los docentes herramientas que provienen del aprendizaje y modelaje de expertos en comunicación, como son la escucha activa, la sincronización (hacer de espejo del otro imitando sutilmente su postura, gestos, tono de voz…), utilizar las palabras como herramientas de motivación, con el fin de, a través del modelado del lenguaje verbal y no verbal:

– Mejorar su comunicación y empatía con los alumnos,

– Desarrollar la habilidad de “hacer preguntas”, una herramienta muy eficaz en los procesos de aprendizaje, pues éstas consiguen centrar la atención de los alumnos en aspectos concretos,

-Hacer pensar a los alumnos, que puedan replantearse ciertas creencias y predisponerse hacia el cambio.

-Entender que existen tantas realidades como alumnos, partiendo de la base que cada alumno percibe la realidad de manera diferente – de acuerdo con su sistema representativo preferente (visual, auditivo, kinestésico), sus creencias, valores, sus mapas de realidad, y los procesos mentales que utiliza para organizar y estructurar las informaciones procedentes del mundo exterior- y ello les permite adecuar sus estrategias de enseñanza y aprendizaje a la diversidad de alumnos y/o grupos, modificar hábitos de aprendizaje negativos y substituirlos por otros más efectivos.

La PNL también desarrolla una serie de herramientas para mejorar la comunicación, la oratoria y el trabajo en equipo en las organizaciones, partiendo, entre otros, del principio “el mapa no es el territorio”, que significa según esta disciplina que la representación del mundo que nos hacemos a través de los estímulos y del lenguaje no es nuestro mapa, no es necesariamente la realidad, no abarca todo el territorio, entre otras razones porque depende del punto de vista que cada interlocutor adopte en la comunicación. Esto ayuda a las personas en situaciones de negociación o de trabajo conjunto, que el mapa de una persona puede no coincidir con el de otra, y no por ello uno de los dos ha de estar equivocado.

También en estos entornos, los expertos en PNL  para empresas proponen que cada persona tiene diversos canales de preferencia para la comunicación en la toma de decisiones (visual, auditivo, ó kinestésico), por lo que si negociamos con una persona cuyo canal de preferencia es el auditivo, podríamos utilizar éste para proponerle nuestro objetivo (por ejemplo: “te voy a contar el plan de viaje que he preparado”) y así captar con mayor facilidad su atención y tender al éxito en la comunicación. Otra técnica que propone la PNL es poner atención al uso operadores modales: las persona usan palabras que expresan necesidad (operadores modales) como necesito, tengo, quiero, deseo, debo para expresarse. La técnica sería poner atención a cual usan en el momento para contestarles con el mismo operador.

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