Nuestro cerebro necesita acción. Está diseñado para buscarla, alimentarse de ella y modificar su estructura según las experiencias vividas y filtradas como positivas (repetir) o negativas (evitar)
Una de las épocas que mayores estímulos representa para el cerebro en términos cognitivos, es la etapa escolar. En ella, el cerebro del niño se desarrolla con una celeridad que decaerá significativamente a partir de los trece años,y que se nutre de cuatro areas cognitivas fundamentales: lectura, escritura, cálculo y razonamiento lógico. Todos los aprendizajes requeridos en la escuela, sobre los que el niño edificará sus conocimientos adultos posteriores, involucran actividades que pertenecen a una o varias de estas áreas.
En estos aprendizajes, unos niños progresarán más rápido que otros; algunos presentarán dificultades mientras que otros necesitarán una alta estimulación, ya que su cerebro sería capaz de procesar la información con mayor rapidez y eficacia que la media. De entre los equipos profesionales que en el centro escolar se encargan de velar por la atención individualizada del desarrollo cognitivo y educativo de cada niño, psicólogos/as educativos y psicopedagogo/as son profesionales que normalmente forman parte del servicio de orientación escolar y cuya función es evaluar la potencialidad y eventuales alteraciones o dificultades del niño en su proceso de aprendizaje, así como diseñar e impartir programas de intervención que estimulen las capacidades y habilidades necesarias para que el alumno logre aprender con eficacia. Si bien estos programas, también puede desarrollarse por profesionales y servicios externos al centro escolar.
La tarea de intervención psicopedagógica no se limita simplemente a entrenar para su mejora destrezas como la fluidez lectora, la claridad y expresión correcta en la escritura y la habilidad para el cálculo; sino que forma parte esencial de los programas y técnicas psicopedagógicas la estimulación de las funciones ejecutivas, habilidades cerebrales de nivel superior como la planificación, organización y regulación de la conducta.
Las funciones ejecutivas son exclusivamente humanas, y se despliegan con el desarrollo de la corteza cerebral frontal. Son capacidades producto de la adaptación del cerebro a las exigencias de un medio complejo, y nos ayudan a pensar sobre qué es lo que necesitamos, qué podemos hacer para conseguirlo y cómo podemos hacerlo por nosotros mismos sin depender de indicaciones externas. Son dirigidas internamente por la persona con el fin de alcanzar una meta, e influyen en conducta, cognición (pensamiento) y emoción. Se podría decir que
«Las funciones ejecutivas son el director de orquesta que dirige y supervisa al resto del cerebro» (Goldberg,2004).
Así pues, un programa de intervención psicopedagógica adaptado individualmente al niño o adolescente, puede estimular su cerebro, concretamente el lóbulo frontal donde se integran y coordinan entre sí las distintas funciones ejecutivas, a través de actividades que potencien las siguientes habilidades:
- Tomar consciencia de cuál es el objetivo a alcanzar.
- Planificar las tareas y elegir las estrategias necesarias para la consecución del objetivo. Los niños que no son hábiles en este ámbito tendrán problemas para separar las distintas tareas de un trabajo complejo y priorizarlas
- Organizar y administrar las tareas. Los niños con dificultades de organización pueden dispersarse entre diferentes pensamientos y perder de vista la meta; así como extraviar el material.
- Ser capaces de iniciar, desarrollar y finalizar las acciones necesarias. Los niños con problemas en esta habilidad pueden no saber cómo ponerse manos a la obra, o cómo darse las autoinstrucciones necesarias para desarrollar las acciones secuencialmente.
- Mantener la atención, resistiendo las interferencias del medio, evitando las distracciones.
A los niños con dificultades en habilidades de auto-regulación, será necesario ayudarles con un entrenamiento personalizado para desarrollar esta capacidad de la función ejecutiva cerebral, pues encontrarán complejo:
- Revisar si lo están haciendo bien o no y detectar los errores.
- Prever las consecuencias de situaciones inesperadas.
- Flexibilizar las acciones para rectificar los fallos.
- Controlar el tiempo y alcanzar la meta en el tiempo previsto.
Estos programas individuales idealmente deben ser diseñados e impartidos por profesionales especializados: entre otros, los servicios de atención psicopedagógica,( ya sea externos al centro escolar o integrados en él), que cuentan con expertos en evaluación y seguimiento de funciones cerebrales complejas relacionadas con el aprendizaje.
Gracias, muy ordenada la información y por lo tanto asimilable.
Gracias, Irene, me alegro de que te guste y te resulte útil
Un saludo